Estoy enamorada. "Todo me parece bonito" como dice la canción de Jarabe de Palo. Ayer salí después de estar en casa encerrada y me maraville de lo hermoso que se ven los cerezos del parque de Clairemont. Fui al hospital por un chequeo rutinario y pude observar desde el segundo piso atreves de la ventana los colores brillantes de los árboles, la grama y el cielo. Al salir del lugar iba caminando por la calle que rica brisa rozaba mi rostro. Solo decía "gracias Dios por este día". Me anime tanto que me camine hasta el edificio de la terapia física, yo solita. Allí vi a mi gente linda que me han ayudado mucho en este proceso. Al salir vi que el sol brillaba tanto que me rete a tomar el tren D hasta la calle 167 y luego tomar el bus Bx35 para llegar a Washington Heights. Hice, claro está, alguna que otra diligencia, y como hacia tan hermoso clima decidí caminar un poco hasta el puesto de habichuelas con dulce de Doña Nena, ahí en la calle 182 con la avenida San Nicolas. Había tremenda fila y me anime hacerla. Al observar vi lo larga que estaba, me relaje y vi vehículos parándose para comprar también. Se notaba lo bonito de una familia que trabaja unida. Bueno, yo compre mi chaka (maíz craqueao) y mi habichuela con dulce. Lo bello de hacer la fila es que siempre puedes tener una conversación amena con otras personas. Ahí vi niños, jóvenes, adultos y personas mayores comprando sus habichuelas y se la llevaban de a mucho. Dios bendiga a Doña Nena y su negocio familiar. Al terminar mi fila y obtener mis antojos. Caminé hacia la parada del bus para volver a casa y vi una señora en la esquina vendiendo Cativias (empanadas de yuca) y le compre una, cuando la aprobé estaba tan buena que le dije "Señora que buena le quedo", y esta me respondió con una sonrisa y dijo "verdad, y yo no me fije". Le dije Dios la bendiga. Y continuo sonriendo, de una cara seria y cansada cambió completamente , a una cara brillante. Al subir al bus, me puse a escuchar a las personas hablar hasta llegar al tema de Dios, y su fe, fue tan hermoso escuchar esos testimonios de vida de una señora que le contaba a otra luego veo que ambas se animaba a seguir a Jesús y mi corazón se lleno de ánimo, gloria a ti mi Señor Jesucristo. Antes de salir me torne hacia esas personas y les dije Dios les bendiga de inmediato se sonrieron y respondieron igual. Verdaderamente creo que Dios me regalo un hermoso día más en donde su presencia me acompañó.
Finalmente, llegue a casa, y me disfrute mi cena y mis habichuelas con dulce como postre. Y de verdad puedo decir que me sentí consentida y bendecida.
Andry Vilorio
04.18.2025
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